Todo viaje comienza como una evasión, como una ruptura con mi
rutina que me impulsa a una búsqueda de algo que muchas veces ni siquiera sé
que es ni que me puede suponer.
El viaje se convierte por tanto en una necesidad vital, en mi
proyección de fluir. Todo va y viene, pese a lo cual, hay algo que en ocasiones
permanece.
La fotografía me sirve para atrapar ese algo y me convierte
en cazador de momentos.
Pero alguien me dijo un día que no me quedaba sólo con eso,
que iba más allá… convirtiendo esos instantes atrapados con mi cámara en
pinceladas a la vida, en visiones a mi medida.
Es mi fantasía la que trastoca la realidad haciendo guiños al
tiempo. Y transforman esas situaciones fugaces en la permanencia anhelada que
no es otra que el esplendor del recuerdo que queda en mí.
Viajo para seguir soñando, fotografío para que la
sinfonía de recuerdos no cese, para que mi fantasía sea libre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Post a Comment